Poesia, sin plabras
El realizador Coreano Kim Ki duk, es quizá, uno de los directores actuales con mayor capacidad para retratar los sentimientos y el alma del ser humano, vasta recordar sus filmes "Pimavera, otoño, verano, invierno y otra vez primavera" y "Hierro 3" para entender su particular manera de narrar y de contar historias, tan simples en su trama, pero tan profundas en su trasfondo.
En su última película "El arco" el director vuelve a retomar los escenarios naturales y aislados para contar una historia de amor y tragedia con imágenes de gran belleza plástica y casi sin palabras, donde las miradas y gestos lo dicen todo.
La historia cuenta la vida de un anciano que vive con una adolescente en un lugar remoto en la zona costera y que posee un barco, el cual alquila de vez en cuando para la pesca. Espera pacientemente que la joven cumpla la mayoría de edad para poder casarse con ella, mientras pasa su tiempo practicando tiro con un arco, el cuál también usa como instrumento musical. Es un hombre celoso de su joven propiedad, al punto de protegerla con su arco de los esporádicos pescadores que llegan a alquilarle el bote. La tranquilidad de aquella idílica relación, se rompe cuando la muchacha encuentra en uno de los jóvenes pescadores, a su verdadero amor.
Cargada de lirismo y poesía, "El arco", provoca en el espectador una sensación de satisfacción única, aquella que sólo dejan las buenas películas. No es fácil hacer un filme en donde los protagonistas no hablan, pero el realizador Kim Ki duk sabe contarnos una historia desde la más pura simpleza, la del alma humana.
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