martes, 23 de diciembre de 2014

El canal de Ivan Kavanagh

El mal viene de adentro

El cine de terror nos tiene acostumbrados a los sobresaltos, a los litros de sangre y las criaturas pegajosas que reptan y se esconden en las sombras. "El canal", filme irlandés de Iván Kavanagh, es algo distinto,que busca, al igual que el excelente filme escocés "The Babadook" de Jennifer Kent, centrarse en un cine en donde las realidades se alteran después de un hecho traumático y a partir de allí construyen un relato de horror en donde uno no puede discernir si lo que sucede es real o esta en la mente del personaje. 

Las comparaciones entre ambos filmes  no es arbitraria. En "The Babadook" una madre que ha perdido recientemente a su marido ve amenazada la vida de su pequeño hijo cuando la aparición de un misterioso libro sobre un siniestro personaje llamado Babadook comienza a atacar su hogar. 

En "El canal", un matrimonio joven con un hijo se mudan a una casa al borde de un canal de agua en la que se han cometido asesinatos en  el 1900  y cuya historia es de alguna manera replicada a partir de un hecho de infidelidad por parte de la mujer y su dudosa  posterior muerte en la zona del el canal. 

En ambos filmes el espectador percibe cierto halo entre el mundo de los cuerdos y el de los locos y porque no entre lo que es natural y lo que es sobrenatural, pero es quizá en "El canal" donde esta división no se vea tan clara, y uno empiece a dudar si realmente las muertes y los ataques a la casa y a su hijo son el fruto de una posesión demoníaca o de un hombre realmente perturbado. No hay una manera de saberlo con certeza, porque el excelente guión se encarga de llevarnos por los vericuetos de la mente humana, y al igual que las aguas del canal, uno fluye hacia espantosos  y pestilentes desagües de maldad y horror.

Con excelentes interpretaciones en especial  la de el actor Rupert Evans, "El canal" se muestra como un filme ambicioso y distinto en lo que respecta a filmes de casas encantadas y busca tener por momentos un estilo propio, aunque algunos críticos lo hayan comparado con "Lost Highway" de David Lynch., con algunos filmes de horror japonés y con "Siniestro" de Scott Derrickson

Terror, maldad absoluta, crímenes satánicos ocurridos allí en la casa tiempo atrás, películas antiguas que muestras un pasado lleno de muerte, una infidelidad que termina en tragedia y el miedo a perder la razón, se combinan perfectamente para darnos un filme muy entretenido, con una excelente factura técnica y unos climas realmente asfixiantes.

Junto con "The Babadook", creo que ha sido de lo mejor en terror que ha visto este año.




miércoles, 17 de diciembre de 2014

Villegas de Gonzalo Tobal

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"Villegas", opera prima del director argentino Gonzalo Tobal es una de esas películas que en la superficie parece no decir nada, pero en que en el sustrato, en lo profundo del entramado dice mucho.

Todo comienza con una anécdota nimia, incluso hasta podría decirse ya vista, dos primos que hace tiempo no se ven deben viajar al pueblo de General Villegas en la provincia de Buenos Aires para asistir al entierro de su abuelo. A partir  de ese punto de partida, todo es un devenir de situaciones que por momentos resultan en una especie de espejo de la vida misma. 

El viaje, los diálogos de los primos, pintados desde la cosmovisión de una realidad tan posible como creíble, van armando una trama intimista que deja ver algunas diferencias entre ambos. Pipa (Esteban Bigliardi), el bohemio, el músico de rock, el que no tiene una relación estable, se ve enfrentado a Esteban (Esteban Lamothe), una especie de joven perfecto, que goza de trabajo fijo, que le va bien en la vida y que está a punto de casarse. Son dos mundos opuestos, unidos por la sangre, esa misma que los convoca a regresar a su pueblo natal tras muchos años de ausencia. Y así transcurre el filme, en ese medio tono entre lo urbano que dejaron atrás y la vida rural y familiar que les espera por unos días. 

En el camino surgirán peleas, amores posibles y recuerdos de la infancia. En el pueblo, descubrirán quienes son y  el porque se marcharon de esa  vida tranquila y acomodada. El reencuentro con familiares, teñidos de un sutil distanciamiento y solemnidad, hace que uno empiece a armar la historia de ambos. 

El filme no da demasiados datos, todo es rutinario, moroso y  cotidiano, es el espectador quien tiene que intuir, entre el entierro, los asados, los amigos, las fiestas, las vacas y las largas extensiones de campo quien es cada uno y hacia donde quieren ir. Por eso dije que "Villegas", parece no decir nada, pero termina diciendo mucho. 

Ver "Villegas" es un placentero viaje que uno hace al corazón de la Provincia de Buenos Aires pero también al interior de estos dos seres, imposibilitados de reconstruir una historia familiar truncada por el abandono temprano, algo que buscan reparar para alivianar así las cargas que llevan consigo, pero que en definitiva no puedan hacerlo por sus propias limitaciones afectivas. Quizá sea Pipa, quien más sufra esa enorme mochila, no es arbitrario que sea él quien lleve además del bolso con ropa, su guitarra y su equipo de música. La metáfora esta más que clara.

Con una puesta de cámara armoniosa, sin estridencias, actuaciones más que logradas, largos silencios en los momentos justos y una música impecable que termina de hilvanar esa escueta anécdota, "Villegas" se transforma un pequeño gran filme, en donde lo que importa no son las acciones dramáticas, sino las emociones, las sensaciones de unos personajes que están debatiéndose entre lo urbano y lo rural, pero también en las próximas decisiones que tomaran sus vidas.