domingo, 4 de enero de 2009

"Crepúsculo" de Catherine Hardwicke


Amor sanguíneo

"Crepúsculo", de la directora Catherine Hardwicke, es un filme que fue concebido para un público adolecente, tiene todos los ingredientes necesarios para atrapar a esa porción de la platea comprendida entre los 13 y los 18 años y no defraudarlos. El secreto, es la reinterpretación que hace del mito del vampiro, mezclándola con una historia de amor juvenil entre una humana y un chupa sangre. Para eso, el guión y también el libro de Stephenie Meyer, reactualizan la leyenda del Conde, dejando atrás los castillos medievales y las capas, para ubicarnos en la actualidad, en medio de una comunidad estudiantil como cualquiera de los Estados Unidos de Norte América.

La historia se centra en Bella (Kristen Stewart) una adolescente recién llegada al pueblo y Edward (Robert Pattinson) un joven y apuesto vampiro modelo siglo 21. Lo novedoso es que esta nueva generación de bebedores de glóbulos rojos, no sufren los embates de la luz, no tienen colmillos largos como palillos y además, como si esto fuera poco, ya no atrapan humanos para alimentarse, pues han aprendido a reprimir el deseo por la sangre humana, reemplazándola por la de los animales.

Edward y Bella se atraen desde que se conocen, él siente el deseo, oscuro y ancestral de morderle el cuello en busca de una gota de hemoglobina. Ella, se siente atraída por ese extraño magnetismo animal que irradia y por lo "freek" que luce. Ambos comenzaran a vivir una extraña relación de amor que llevara a Bella a querer experimentar lo que es pertenecer al mundo de "los fríos", como se los nombra en el filme. Claro que Edward, está tan enamorado de ella, que preferirá morderse los labios antes de causarle algún daño.

El filme, explota algunos temas muy cercanos a la adolescencia como son el primer amor, la virginidad y el ser aceptado a pesar de las diferencias, algo que en estos días está en el tapete, debido a la gran cantidad de tribus urbanas que hay dando vuelta y la poca tolerancia que existe frente a la diversidad. Se nota además, una marcada influencia del cuento de Jeanne-Marie Le Prince de Beaumont (1711 - 1780) "La bella y la bestia", aunque aquí la bestia no luzca fea y con cuernos, y un cierto recuerdo al "Nosferatu" de Herzog, en donde el vampiro, interpretado por el genial Klaus Kinski, no se animaba a morder el cuello de Lucy Harker (Isabelle Adjani) porque no quería causarle daño a alguien que amaba.

En definitiva, el filme va a cautivar a chicos y también algunos mayores, porque tiene con que hacerlo, eso si, aquellos desprevenidos que vayan con la intensión de ver sangre y una historia terrorífica, olvídenlo.

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