miércoles, 28 de agosto de 2013

Todos tenemos un plan de Ana Piterbarg

A la deriva

La crítica, y en especial la cinematográfica, suele ser muchas veces lapidaria, injusta y porque no movida por ciertos intereses que van desde lo económico hasta la necesidad de posicionar un determinado producto audiovisual en el mercado. Con la película de la directora Argentina Ana Piterbarg, la mayoría de la crítica especializada, salvo algunas excepciones, ha sido muy dura con su primer largometraje de ficción Todos tenemos un plan  y la verdad que no se merecía tan bajas calificaciones y tan duros comentarios.

El filme, una coproduccion entre varios países entre los que están España y Argentina como principales y con distribución de la Fox es  mas que interesante en su planteo argumental y mucho mas en su resolución audiovisual. Piterbarg demuestra que, ademas de ser una excelente directora de Tv, (Campeones, Malandras, Loco por ti entre otras producciones) es una gran narradora de cine. En Todos tenemos un plan toma la idea del cambio de identidad y uno no puede remitirse a esa joya del cine que es El pasajero de Michelangelo Antonioni con Jack Nicholson y la verdad que al ver la película de Piterbarg las comparaciones son inevitables. Afortunadamente, el tempo narrativo que la directora le impone al filme, mas los escenarios, la mayoría esta filmada en la zona del Delta Argentino, hacen que las imágenes de El pasajero aparezcan en la mente del espectador, y critico en es te caso, que ha visto mucho cine. 

Piterbarg cambia desierto por río. Lo seco e inhóspito por lo húmedo y ominoso y crea un filme que parece estar atado a una cuerda elástica que se va tensando con el correr de los minutos. Pero esa tensión no la da la trama, sino los personajes, abandonados en medio de un ambiente tan desolador como el desierto de El pasajero y que obligados por las circunstancias viven una vida a la deriva, sin rumbo, forzados por el destino, como si fueran personajes salidos de alguna historia de Horacio Quiroga.

Con Viggo Mortenesen a la cabeza, quien interpreta a dos personajes, Pedro y Agustín, dos hermanos gemelos, uno bueno y uno malo por ponerlo en un extremo común y cuyas vidas han ido por caminos distintos, un siniestro y perturbador Daniel Fanego en el rol de Adrián, una brillante Sofia Gala Castiglione como la sumisa Rosa y una solida Soledad Villamil, aunque para mí en un papel que no le saca provecho, Todos tenemos un plan termina siendo un interesante producto para ver, si con algunos detalles de guión que se podrían haber ajustado, pero con una impronta narrativa y visual muy elogiable por parte de la directora y su equipo técnico, que logra un filme moroso en su desarrollo pero no menos inquietante.

Como en El pasajero, el personaje asume la identidad del otro y también su historia y su pasado, aunque esta "nueva vida"  tenga la inexorable carga de un cruel destino, del que no puede escapar.

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