"Escondidos en Brujas", es una película distinta a lo que uno esta acostumbrado a ver, que sobresale gracias a su originalidad, a sus personajes y por sobre todo a las fantásticas postales de la ciudad de Brujas en Bélgica.
Ken (Brendan Gleeson) y Ryan (Colin Farrell) son dos asesinos ha sueldo que luego de terminar con uno de sus trabajos, en donde se encargaron de despachar alguna que otra alma al cielo, al infierno o donde sea, se van, enviados por el misterioso Harry (Ralph Fiennes), a la ciudad de Brujas en Bélgica, con el fin de descansar y esperar nuevas ordenes. Allí, los dos sicarios deben alojarse en un hotel y esperar la llamada de Harry que les de las directivas para un nuevo trabajo.
Ray y Ken son muy distintos, Ken es un amante de la belleza, es culto, ávido lector, disfruta de los hermosos escenarios de Brujas y los de las vistas a museos. Ray es todo lo contrario, detesta estar en esa ciudad, no se interesa por las cuestiones artísticas y solo quiere salir a beber cervezas por las noches e irse cuanto antes a su país Irlanda. Pero además, Ray es un ser conflictuado, que carga sobre sus hombros el terrible peso de haber matado sin querer a un niño, daños colaterales como se dice habitualmente. Este penoso suceso lo persigue torturándolo día y noche.
El filme tiene momentos. A veces es contemplativo, en especial en aquellas escenas en donde Key y Ray vistan museos, viajan en góndolas por lo canales o recorren la ciudad de noche. En otros momentos es discursivo, esto se ve claramente en aquellas situaciones en donde Ray se muestra filosófico con Ken y reflexiona sobre el hecho de matar gente por dinero y sobre el niño al que le arrebato la vida.
Con una mezcla de géneros que va desde el policial a la comedia negra, "Escondidos en brujas" se disfruta por su espontaneidad y su estilo propio. Me hizo acordar, salvando algunas diferencias sustanciales, a "Mediterráneo" la película italiana de Gabriele Salvatores en donde un grupo de soldados italianos en plena segunda guerra mundial se regocijan con los deslumbrantes paisajes de la isla griega y se la pasan haciendo "nada". Aquí, la cosa es similar y Brujas se ofrece como un majestuoso telón de fondo para una historia de amistad y tragedia, porque no todo es contemplación y belleza en esta historia y a mitad del filme sobrevendrá un giro dramático que hara que lo que se mostraba tranquilo y bucólico no termine de la mejor manera.
El director Martin McDonagh debuta en el largometraje con este filme y demuestra que sabe contar historias con la cámara y también sacarle el jugo a los actores, porque la interpretación de Colin Farrell en el papel de Ray es realmente imperdible. Farrel siempre fue para mi un actor mediocre, pero aquí esta sobresaliente, creando un personaje hiper conflictuado e inmaduro. Con esta actuación Farrell deja en claro que cuando tiene un buen director y un buen guión detras, puede sacar a relucir todo su potencial actoral.
Por último, que decir de la ciudad medieval de Brujas, ese mágico lugar en el mundo que parece sacado de un cuento de "Hadas" de Hans Christian Andersen, maravillosamente fotografiado, con sus contrastes, su bruma y vida nocturna, un verdadero deleite para el espectador.
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