Un demonio con carita de ángel
"La huérfana" del realizador Jaume Collet-Serra es un filme de género, pero que gracias al oficio del director catalán sobresale del resto de filmes con temática similar, y lo que podía haber sido una película más del montón, se convierte en un producto muy interesante y al cual hay que prestarle debida atención.
La historia, que de por si no resulta para nada original, es acerca del matrimonio John y Kate Coleman, quienes intentan como pueden, sobreponerse a la terrible pérdida de su segundo hijo, muerto al poco de nacer. Este doloroso trance, y el hecho de que su primer hijo Danny sea sordo mudo, hacen que la pareja piense en adoptar una niña para reemplazar, aunque sea físicamente, al hijo que la vida les arrebato tan prontamente.
En esa búsqueda por llenar un espacio vacío, irán a un orfanato de monjas en donde John conocerá, casi por azar o por los oscuros y macabros designios del destino a Esther, una niña algo extraña en su vestimenta pero muy dulce en las palabras y en su forma de actuar, con una inteligencia superlativa, que deja pasmado a John, quien inmediatamente siente que esa es la niña que la pareja necesita para salir adelante y reponerse del duro momento.
Pero la cosas, y sobre todo en la películas de este estilo, no siempre resultan ser tan dulces e idílicas como parecen, porque Esther, no es la niña amable y cariñosa que se muestra frente a sus nuevos padres y detrás de esa carita angelical y de "yo no fui", se esconde un ser malvado, ambicioso y criminal, que llevara al matrimonio Coleman al mismísimo infierno.
Uno se preguntara a esta altura de la nota ... pero ésta película ya la vi... "El ángel malvado" ("The good son") con Macaulay Culkin, es un filme de temática similar, ¿qué tiene entonces "La huérfana" de distinto? y la respuesta es muy simple... la mirada que el director español, le impone a un guión, que en manos de otro realizador con menos oficio, podrida haber caído en bancarrota total.
Collet- Serra arma un "thriller" psicológico oscuro y aterrador, en donde el suspenso se va sumando en cada escena de manera imperceptible, pero hacia el final, esa acumulación se convierte en una gran bola de tensión que al llegar al clímax explota y arrasa a un público, que aferrado a su butaca, no pude creer la sorpresiva vuelta de tuerca que tiene reservado el guión para sus tramos finales.
El elenco esta muy bien en sus roles, Vera Farmiga como Kate y Peter Sarsgaard como John, llevan adelante sus interpretaciones sin inconvenientes y con solvencia actoral, pero los laureles interpretativos se los lleva Isabelle Fuhrman en el papel de Esther, quien logra una niña tan angelical como diabólica que puede pasar de una sonrisa melosa y compradora al odio más visceral y violento en sólo segundos.
Esther es un personaje con aristas interpretativas muy difíciles para el actor, y por los distintos vaivenes emocionales que tiene la caracterización psicológica no es fácil abordar una recreación que pueda resultar convincente, sin embargo Isabelle Fuhrman, da vida a la malvada niña con la sutileza que sólo poseen los grandes actores, poniendo cada gesto y cada acción en el momento justo. Sin dudas, estamos ante una nueva niña prodigio que tiene un enorme futuro actoral por delante.
Para los amantes de este tipo de filmes, un plato fuerte que no van a olvidar fácilmente.
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