Un irrompible de carne y hueso
"El protegido", segundo filme del director indio M. Nigth Shyamalan y el cuarto dentro de su carrera, es uno de esos filmes que se puede catalogar como atípico. No es una película convencional, aunque no se aleja de ser un producto de la industria, Shyamalan pone su indiscutible sello personal y crea una historia entre fantástica y cotidiana, basándose en la mítica idea del héroe que no sabe su destino.
David Dunn (Bruce Willis) es un anodino empleado de seguridad en un estadio de fútbol americano, con una vida aburrida y un matrimonio en crisis. Su mundo, no va más allá de los convencionalismos de una familia tipo Americana, hasta que un día descubre que es el único sobreviviente de un trágico accidente ferroviario.
A partir de allí, su tranquila vida da un inesperado giro hacia una reflexión filosófica sobre la existencia humana y la posibilidad de no ser lo que uno piensa o cree que es.
Para eso, aparecerá en su camino un extraño personaje, Elijah Price,(Samuel L. Jackson) quien le ira dando pautas sobre su inevitable realidad.
Price, es una persona enferma, que padece de una enfermedad genética en los huesos llamada "Osteogénesis" y que le provoca múltiples quebraduras en todo el cuerpo. Esta terrible enfermedad lleva a Price a pensar que si en el mundo existe una persona como él, tan frágil y vulnerable, bien puede existir su opuesto, alguien verdaderamente irrompible.
La película de Shyamalan, bucea en la eterna lucha del héroe por saber su identidad. Tal como sucedía en X Men con "Volverine", Dunn debe entender su condición de ser diferente y conocer su misión sobre la tierra para empezar a cambiar su rutina, de hasta ese entonces, un hombre común.
En el estilo narrativo y visual del "Sexto sentido" "El protegido" se adentra en un mundo de historieta y de revelaciones, para hacernos ver el lugar que cada ser humano ocupa, dentro de la inmensa cadena de la vida, y cuales son sus responsabilidades para con ella.
El final, tiene una resolución bastante extraña que dejará a más de uno con la boca abierta, no por tener una construcción de guión acertada como en el "Sexto sentido" sino por ser tan atípico como la película en sí.
Los amantes de la historieta, la van a gozar de punta a punta y los que no también.
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