El enemigo interior
Hacer una remake implica un desafíio por parte del realizador que se anima a tomar un guión de un filme ya hecho para hacer una nueva interpretación. Este desafio esta puesto en que si la película original fue un éxito, el resultado de la ramake debe ser igual o mejor. La mayoría de la veces sucede todo lo contrario, remakes como "Psicosis" de GusVan Sant o "Criminal" de Gregory Jacobs que es la versión americana de la película argentina "9 Reinas" de Fabián Bileinsky son dos ejemplos claros.
Siguiendo esta linea de tomar viejos guiones y readaptarlos a la época actual, el director alemán Werner Herzog se propuso hacer una nueva versión del filme de culto "Un maldito policía" de Abel Ferrara. Para quienes vieron el filme original de 1992 y vieron la remake del 2009 se van a encontrar con sustanciales diferencias, que no son principalmente en la historia central, sino en la concepción del personaje. El policía corrupto que interpretaba Harvey Keitel entraba en una espiral de decadencia moral, espiritual y física que se iba desarrollando a lo largo de todo el filme hasta terminar en una persona completamente desquisiada. En la versión de Herzog, el personaje que interpreta Nicolas Cage también entra en un círculo de drogas y violencia, pero sus resultados son distintos. El maldito policía de Ferrara no tiene salida y cae en un pozo oscuro, mientras que el de Herzog parece tener una luz al final del camino.
Afiche del filme original de 1992 |
Otra significativa diferencia son las maneras de narrar de ambos. A Ferrara le gusta más la noche, por eso su personaje deambula por el sub mundo de la noche más que de día. Ferrara debe ser uno de los directores que mejor maneja las imagenes nocturnas. Sus primeros planos con luces desenfocados y su agudo ojo sobre la crudeza y la violencia urbana hacen de este director uno de los más plásticos en este sentido En cambio para Herzog la noche y sus historias de marginalidad no parecen ser tan importantes, por eso su personaje no vive ni transita demasiado la noche.
Ambos filmes son interesantes y se dejan ver, pero quizá sea la versión de Ferrara la que sale mejor parada, primero porque Keitel interpreta al teniente de policía de manera sobresaliente y segundo porque Ferrara tiene un mirada diferente, en especial sobre ciertas miserias humanas. Por otro lado, lo que desmerece un poco al filme de Herzog en la interpretación de Nicolas Cage, quien no logra encajar en el personaje sino es a través del estereotipo, lo que se nota demasiado en su actuación.
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