Me encanta Stephen King, adoro sus historias, su forma de concebir el terror, su visión de un mundo apocalíptico y su capacidad de combinar el horror más visceral con las cosas más naturales y comunes. King es un genio de la narrativa actual, sus novelas y cuentos son verdaderas obras maestras dentro del género y nadie lo puede bajar del podio en el que esta desde hace más de 30 años.
Mi primer contacto con este gran autor de Maine, Colorado fue cuando empezaba a despertar a la pubertad con apenas 15 o 16 años. Creo que fue "El resplandor" la primera novela que leí. Así fue como comenzó una relación pasional que siguió y sigue en la actualidad. Recuerdo que después de haberla leído algo en mi cambió para siempre. Mi mundo, tal cual como lo concebía, había desaparecido. King me abría las puertas hacia otra realidad posible, hacia otros universos, mágicos, ominosos y sibilantes. ¡Que miedo que me daba y a la vez que placer sentía! Mis noches se hicieron interminables y espantosas, criaturas abisales y horribles monstruos atravesaron mi cuerpo e inundaron mi cabeza, consumiéndome noche tras noche. Todo empezó a modificarse a mi alrededor, las cosas que me rodeaban pasaron a ser demonios, amenazas sigilosas en una noche cerrada y tormentosa. Empezaba a sentir que aquella simple lectura que hablaba de un hombre acosado por sus propios fantasmas me había sacado de mi adolescencia rebelde para adentrarme en la oscuridad más absoluta, en esas extrañas regiones del imaginario a donde solo te puede llevar un genio como King.
Me di cuenta que estaba inmerso en su mundo, ahora era parte de su psiquis, de su genialidad y también de sus miedos. Stephen King y yo éramos una sola persona, una única unidad creativa. Comencé a escribir, quería ser su émulo, su imagen y semejanza. Mis primeros escarceos literarios coqueteaban con su estilo, con sus ideas, con sus monstruos y con sus abismos insondables.
Luego vinieron otras novelas "Carrie", "Salems Lot", "La zona muerta", "Cementerio de animales", "La niebla" y los cuentos de "El umbral de la noche". Posteriormente llegaron las películas, creo que me las vi casi todas, incluso hasta las mas fojas como "Maximun overdrive"(la única que King se animo a dirigir) o "Graveyard shif" (Ralph S Singleton) o "Needful Things" (Fraser C Heston) Además de estas películas vi "Carrie" (Brian de Palma) "El resplandor" (Stanley Kubrik) "Chistine" (John Carpenter) "Salems Lot" (Tobe Hooper) "Cujo" (Lewis Teague) "Los ojos del gato" (Lewis Teague) "La zona muerta" (David Cronenberg) "Firestarter" (Mark Lester) "Cementerio de animales" (Mary Lambert) "Los niños del maíz" (Fritz Kiersch) "A veces vuelven" (Tom MacLoughlin) "Cuenta conmigo" (Rob Reiner) "Misery" (Rob Reiner) "The lawnmower man" (Brett Leonard) "La mitad siniestra" (George A Romero) "It" (Tomy Lee Wallace) "Dreamcatcher" (Lawrence Kasdan) "La milla verde" (Frank Darabont) "Dolores Claiborne" (Taylor Hackford) "La niebla" (Frank Darabont) "Thinner" (Tom Holland) "Apt pupil" (Bryan Singer) "Hearts in Atlantis"(Scott Hicks) "The shawnshank redemption" (Frank Darabont) y alguna otra que se me escapa por ahí.
Stephen King representa para mi todo aquello que esta en el sub consiente humano. El poder convocante de su manifiesta forma de percibir el horror esta dado a través de lo natural o lo cotidiano. Los objetos cobran forma dentro del mundo de King como seres monstruosos, abominables y malignos. Son la representación de nuestros propios miedos ancestrales, la sublimación de nuestro instinto de supervivencia. Las novelas y las películas están imbuidas de ese aire malicioso y demoníaco que nos perturba aún de grandes y que de niños no nos dejaba dormir. Estoy convencido que Stephen King sigue siendo un niño miedoso que no duerme por la noches y que no tiene otra alternativa para exorcizar sus propios demonios que escribirlos, retratarlos sobre un papel. Seguramente, la literatura de Stephen King seguirá vigente en la medida en que uno mantenga viva esa visión de pesadilla, ese temor a lo desconocido, esa curiosidad por el lado oscuro, pero por sobre todas las cosas mantendrá su vigencia mientras uno no pierda la capacidad de asombro, pues sin ella seria imposible leer autores como él.