viernes, 14 de febrero de 2014

Amor de Michael Heneke

Obra maestra


Hace unos días vi "Amor" de Michael Haneke y la verdad que hacia tiempo no veía un filme tan bello, tan sublime y tan emotivo como el último filme del director alemán. Ver "Amor" es reencontrarse con el viejo cine francés, ese que hacía Claude Sautet, Bertrand Tavernier, André Techiné y porque no el maestro Eric Rohmer.

"Amor" cuenta, con gran simpleza, la relación de Georges y Anne, dos ancianos jubilados, ex profesores de música, en los últimos años de sus vidas y como la aparición de una hemiplegia en la mujer refuerza los vínculos afectivos de su esposo y como el amor, supera las dificultades que implica tener un enfermo en la casa.

Con una interpretación magnífica de los veteranos actores Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, "Amor" es un filme, duro, pero lucido, que nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, la vejez y como el amor se va transformando con los años. También nos acerca, con gran lucidez, a las relaciones entre padres e hijos, en los momentos mas difíciles en la vida de una persona.

Haneke brilla por su sobriedad y sencillez, por sus tiempos pausados y sus fuera de campo, haciendo honor a la mejor tradición del cine de autor francés. Su manera de narrar se aleja de aquellas utilizadas en filmes anteriores. Se muestra mas formal, mas cuidado, mas maduro.

El guión, escrito por el propio Haneke, es brillante, sin fisuras, con diálogos impecables y escenas de antología. No le sobra nada, no le falta nada, se podría decir, que es un guión redondo

Michael Haneke homenajea al cine francés de los 70 y 80 , y lo hace con excelencia, hasta parece no ser alemán. Su solvencia narrativa es de destacar al igual que su coherencia respecto de lo que cuenta. Quienes tenemos padres de mas de 80 años, nos sentimos realmente identificados con su propuesta, porque nos acerca de manera simple pero contundente, a un realidad por la que la mayoría, tendremos que pasar alguna vez.


lunes, 3 de febrero de 2014

Pina de Wim Wenders

Bailemos, bailemos sino, estamos perdidos

A veces el cine te sorprende y tenes la suerte de que viste una excelente película. Es el caso de "Pina" del director alemán Wim Wenders, que en una especie de documental artístico recrea las mejores coreografías de la talentosa coreógrafa y bailarina alemana Phillippina Bausch, mas conocida como Pina  (27/07/1940 -30/06/2009) de la mano de quienes aprendieron danza contemporánea en la escuela Tanztheater  Wuppertal que ella fundo en 1972 con el nombre original de Wuppertal Opera Ballet.

El filme es un maravilloso recorrido por el mundo de Pina y de lo que significo en la vida  de cada uno de los integrantes del ballet. Wenders conjuga danza y cine al mejor estilo Carlos Saura con el el flamenco, pero su visión es menos sesgada, menos teatral, aunque hay también teatralización, ya que aprovecha espacios urbanos de Alemania para introducir allí la danza. Wenders sabe que el movimiento es lo significativo por eso siempre que posa su cámara en exteriores pasan trenes aéreos, autos, etc. resignificando así el sentido del arte de Pina.

Extremadamente cuidada a nivel estético y formal, el filme resulta un placer visual y un jugoso aporte al mundo de esta artista desparecida. El abanico de temas  por el que transita el filme son variados. El nazismo, el autoritarismo, el paso del tiempo, el dolor,el amor, la muerte son algunos de los más significativos.

Con un ballet impecable, coreografías súper ensayadas, algunas incursiones documentales de la propia Pina en medio de los ensayos, una puesta de cámara audaz y vistosa y un montón de reflexiones y breves anécdotas de quienes la conocieron y aprendieron junto a ella, "Pina" es cine de alto vuelo.

Reflexiva y melancólica, así es la película, como la vida de esta grande de la danza contemporánea que veía al baile como algo esencial para  la vida 

"Bailemos, bailemos sino, estamos perdidos"